No sé cómo empezar, pues estaba
emocionado de formar parte de un motor de cambio, llegamos como 5:30 a la
estela de luz, bueno aquí la conocemos como la suavicrema o estela de la
corrupción. Unos cristales rodean la estela, estos ya estaban abarrotados de
gente y en la base de la estela había grupos reducidos como de 50 o 100
personas, me imagine que eran los de la IBERO, saqué mi cartulina, un plumón azul
y apunte “Mi compromiso si es con México, NO, con Televisa” iba con, ya sabes quién,
también con Giina, Rubén y Pech, empezaba a llegar más gente y nos acercamos a
la base de la estela. En menos de 20 minutos ya estaba llenísimo el lugar, yo
alzaba mi cartel súper orgullosos para que le tomaran fotos, a diferencia de la
marcha contra Peña Nieto del pasado sábado, esta si eran puro chavos, rara vez veía
un adulto. Dieron las seis y nos dijeron que nos moviéramos al Ángel de la
Independencia, gritábamos varias cosas como: “Gaviota, Gaviota, tú esposo es un
idiota” o “Elba Esther, Elba Esther tú también vas a caer” de repente nos
tapaba a los dos con el cartel y le robaba un beso, me gusta mucho.
Para salir de ahí fue un caos,
luego, me imagino que la idea era que nos moviéramos por la banqueta sobre
reforma, pues nosotros sí, pero luego los de música, que se decían llamar “artistas”
se bajaron, luego otros más y de ahí ya no paso ningún carro. Algo chistoso es
que a mitad de camino, entre la estela y el ángel nos detuvimos, nos agachamos,
todos, y yo vi que dijeron 1, 2, yyyyy 3
y empezaron a correr, hasta el Ángel, fue emocionante. Ahí nos agarramos de la
mano, yo estaba súper penoso, pero me gustaba, nos seguíamos la corriente. Para
ese entonces ya había perdido a Giina, Rubén y Pech.
En el ángel ya nos recibían muchos,
muchísimos, y seguían llegando, era impresionante ver la cantidad de chicos
unidos por una causa y empezaron las porras otra vez “El que no brinque es
Peñaaa, El que no brinque es Peñaaaa” si no brincabas sentías como el suelo se movía,
el sol estaba infernal siendo las 6 de la tarde o 6:30, yo seguía alzando mi
cartel alto para que todos lo vieran.
En eso alguien empezó a decir “zócalo,
zócalo” y yo si podía, fue cuando le pregunte: ¿a qué hora debes de llegar a tu
casa? Y me dijo que aún tenía tiempo. Al principio muchos estaban indecisos, de
si zócalo, otros decían televisa, porque la marcha era para exigir la
democratización de los medios, pero otros argumentaban que el zócalo era el
centro del país, que bla bla… seguían las porras “atrás del copetón esta ese pelón”.
Había todo tipo de mantas, de Peña y gordillo principalmente. Y nadie sabía qué
hacer, entonces comenzamos a marchar, al principio creí que íbamos al zócalo,
pero no.
Íbamos felices, gritando las
porras “fuera peña, fuera peña” “queremos novelas, no telenovelas” “yo si leo,
no veo televisa “y los automovilistas nos claxoneaban y sacaban sus manos del
coche para aplaudir, había quien arrancaban la publicidad del pri de los
postes. Ya sé que estás pensando, sí, siempre había considerado absurdas las
marchas, creía que no servían, que para qué, pero esto es una causa justa, y no
soy el ciudadano perfecto pero que nos gobierne un pendejazo ta cabron. También había señoras que movían la cabeza en
señal de desaprobación, los adultos de ahora, creen que somos rebeldes y ya,
pero yo solo soy yo mismo y mi prioridad es ser más humano y menos máquina.
Cuando llegamos a Televisa Chapultepec
y se asomaba la gente yo alzaba mi cartel muy alto, es que es imposible, hasta
hace unos días eran unos cínicos, creían
que nos iban a engañar tapando todo esto, ya basta, y gritábamos un buen de
cosas, hasta : “Culeeeeeros, Culeeeeeeros” dimos la vuelta a televisa y alguien
empezó a aventar huevos en la entrada, ja, debo admitir que era bueno, pero se
calmaron, yo sé que con que uno le siguiera y otro y otro no nos íbamos a
detener. Había como 10 policías en la entrada, me daba risa pensar que ellos no
podrían detenernos de tirar la puerta, pero solo repetía en mi mente “soy
pacifista, soy pacifista” si, ya sé que no me crees.
Cuando creí que todo acabaría ahí, dijeron que
para el zócalo, pues ahí nos ves corriendo, yo ni sabía que mi acompañante
tenía asma, fuimos a comprar un agua y saco su esa cosa que no sé cómo se llama
y se la puso, nos besábamos cada 3 minutos, aunque no le gustara eso de las
marchas se la pasaba bien conmigo, al menos eso me hacía sentir. Cuando
llegamos a la calle madero, enfrente de la Torre Lationoamericana me imagine a
Iturbide entrando con el ejército trigarante
a la ciudad, triunfal, la gente nos tomaba fotos y aplaudía y levantaba
el puño en señal de apoyo. En el zócalo muchísimos gritos “si se pudo” si se
pudo” se armó la batucada, y seguían llegando, más y más, yo estaba algo
exhausto así que nos fuimos a sentar a lado de las escaleras de la entrada del
metro, ahí platicamos hasta las 11, hablamos de cosas serias, siendo jovenes aun.eddie bilderberg
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